Un mensaje simple y dramático Sobre la encíclica ‘Deus caritas est’

23-02-2006

La primera encíclica de Benedicto XVI, publicada el mes pasado, ya desde el título expresa el mensaje que quiere trasmitir: Dios es amor. Un mensaje al mismo tiempo simple y dramático. Simple porque apunta directamente al corazón de la revelación del Dios bíblico, que es amor y nunca se cansa de amar, y que a su vez nos hace capaces de amar. Dramático porque en todos nosotros existe una necesidad de amar y ser amados que enfrenta resistencias, miedos y falsificaciones del amor que pueblan la escena del mundo, además del espectáculo de odio y de violencia que parece dominar tanto la historia presente como la pasada. Radica en el anuncio de este imposible-posible amor la fuerza de la encíclica. Un amor imposible según la medida de nuestras capacidades, demasiado probadas por el dolor y por el mal. Y sin embargo, un amor posible porque ha sido donado desde lo alto y hecho realidad por un Dios que por amor se acercó al corazón de cada hombre. Frente a esta ‘buena noticia’ contra la soledad y el mal, nos preguntamos: ‘por qué esta ‘vuelta a lo esencial’? y ‘de qué manera este texto manifiesta el espíritu y el programa del actual pontificado?